domingo, enero 14, 2007

CAPÍTULO 4, 3ª parte

Simón tiene la habilidad y el poder de poner a todos nerviosos, cada vez que aparece con esa sonrisa bobalicona y medio embriagado encrespa a alguno de los secuaces de Carmen. La gente le teme, en cuanto apareció se largaron todos, no se veía un alma a manos de veinte metros a su redonda. Si él quisiera podría hacer mucho por este pueblo.
Creo que ya llegamos, es una lástima no poder encomendarme a ningún santo ni al mismo Dios, tengo un mal presentimiento. El corazón parece que vaya a salirse de su sitio y no consigo caminar con tranquilidad, parezco un pato mareado. Si me viera mi Márgara, pobrecita.
Este edificio aun provoca más el miedo si cabe, su aspecto recuerda a aquellos de los antiguos regímenes comunistas del milenio pasado. ¿Por qué lo habrán pintado de negro? Tal vez sea para imponer mas temor, o por luto... esta tía creo que no haga nada porqué así porque sí.

- Buenas tardes Ovidio, tu no paras nunca. Siempre trabajando. ¿Qué ha hecho?
- Todo ha empezado con una simple verificación de actitud sospechosa, luego se ha convertido en un delito de actitud desbocada y provocadora, después ha seguido con un delito flagrante de negación de la autoridad y levantamiento de falsos testimonios contra la autoridad y para terminar se ha lucido provocándome una crisis transitoria moral.
- ¿No jodas? Menudo gañan tenemos aquí. La pena va a ser dura.
- Encima es amigo de Simón, parece ser que le ayudo. No sé, pero creo que se le podría añadir alguna falta más por provocar al provocador.
- No sé que decirte, a Simón no le hace falta que le provoque nadie.
- ¿Puedo hablar? Por favor.
- Hablarás cuando se te pregunte. Ni siquiera eres sospechoso, ya eres un delincuente ¿Dónde vas Ovidio?
- Pues a dónde va a ser, debo seguir con la vigilancia. Las diligencias os las dejo a vosotros... ya sabes ¡Órdenes son órdenes!
- Claro que sí, yo me ocupo.
- Bueno hasta luego Tomás y te cuidado con este tipo.
- Voy a tomarle una minuciosa declaración, esto requiere una ardua investigación. De momento mandaré una notificación a la oficina de admisión de foráneos, preguntando si es cierto que tenía la entrevista a las siete en punto de la tarde ¡Hasta luego Ovidio! ¡Carlitos ven aquí! Que te vas a ver a tu amiguita.

Definitivamente esta gente necesita ayuda, han perdido totalmente el juicio. El tal Tomás parece de más alta graduación, quizá él pueda entender lo sucedido, tiene cara de bonachón, seguro que entiende...

- Por favor podría darme su nombre y apellidos, su oficio y el motivo de su visita a nuestro pueblo.

No me dejan ni respirar, no para ni un instante en sus pesquisas. Debo intentar conservar la calma o no saldré de aquí en todo el día, respiraré hondo, me armaré de paciencia y seguiré los consejos de Márgara, pensaré en algo que me tranquilice, pensaré en ella, en sus relajantes ojos pardos.

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