domingo, diciembre 31, 2006

CAPÍTULO 3 3ª parte

- Ya terminé con “su baño”.
- De acuerdo Simón, permítame que le tutee.
- Tráteme como le salga de los huevos.
- No entiendo tanta hostilidad, me pone usted de los nervios con su mala leche.
- Pues sí tiene poco aguante, prepárese para lo peor, con su profesión debería estar de vuelta de todo.
- Pero tal y como dijiste no eres mi paciente, es una relación entre tu y yo.
- Bueno entablille de una vez la pierna, tengo prisa.
- ¿Prisa? ¿De qué? ¿Tienes prisa por ir al bar a beber? No haces otra cosa.
- ¿A usted que cojones le importa lo que yo haga?
- Yo sigo manteniendo algunos valores, aunque no me crea.
- Acabáramos... el buen samaritano.
- No tanto, pero vamos digamos que intento que la vida sea como era. Para mí no era un mal modelo.
- ¡Tenga cuidado mal nacido! No apriete tanto eso.
- Debe estar bien apretado, lo siento.
- ¿De verás cree qué el modelo ha cambiado? No me haga reír.
- Yo creo que ha cambiado y mucho.
- No sea estúpido, ¡No ha cambiado nada! Como siempre las cosas se hacen por miedo, antes por temor al después de la vida, ahora por temor a una energúmena y a su gentuza. ¿Qué diferencia hay? El caso es que se sigue actuando no por convicción de que una cosa esté bien o mal hecha.
- Al menos las muertes han parado por aquí.
- ¿Eso cree? Las muertes descontroladas se han detenido, las “autorizadas” no. No veo mucha diferencia.
- Está bien, al menos tienen una autoridad.
- Eso si es de risa, ¿A eso le llama autoridad?
- Es lo que hay, autoridad buena o mala, pero autoridad. Si como dicen esa mujer es solo una desequilibrada, no entiendo como puede tener subyugada a toda la población y lo que es aun más extraño, que se haya creado una fama fuera de las lindes de este pueblo.
- Es fácil de entender, toda la culpa es de ese diario...
- ¿Diario? ¿De qué me habla?
- ¡Ah! ¿No lo sabe?
- Pues no, es nuevo esto del diario.
- Carmen posee el diario del cura, lo encontró junto a su cuerpo. En ese libro el cura debió escribir toda una serie de reflexiones en torno a la nueva situación. ¿De dónde cree que esa tipeja ha sacado toda esa verborrea moral? No dudo del poder de asimilación y compresión de Carmen, pero estoy seguro que no tiene la capacidad mental suficiente para racionalizar así las cosas ¡Mas sobre estos temas!
- ¿Usted lo ha leído?
- No, no quiero.
- ¿Por qué? Gente como usted deberían ayudar a asentar la nueva civilización.
- No creo que se pueda crear nada con una base manchada de sangre.
- Pero usted no ha hecho nada malo.
- ¿Y usted que cojones sabe? No tiene ni puta idea de mí.
- Algo me dice que no hizo nada malo, será mi intuición.
- Se equivoca, si que hice algo malo, verdaderamente malo. No hice nada por evitar la muerte del cura, y con ella la de muchos más.
- ¿Esto le atormenta verdad?
- ¡Ya está bien de psicoanálisis! Terminé eso de una puta vez, que me largo.
Ahí esta la clave, por eso bebe, por eso se tortura, por eso es un hombre amargado, por eso está dispuesto a inmolarse estúpidamente. El mismo se ha condenado a sufrir por el pasado. Debo reconducir la conversación.
- ¡Maldito cabrón, me va a partir la pierna!
- Lo siento, pero ya está rota.
- ¿No puede ser más cuidadoso?
- Pues como le dije solo son algunos conocimientos en primeros auxilios, de cuando la mili.
- ¿Llegó a hacer la mili?
- Si por desgracia, perdí mucho el tiempo. ¿Usted?
- Claro, como no.
- Yo pase un año horrible, creí que no lo superaría.
- No era para tanto, la mili era como la vida, o sea un asco.
- Si pero nunca me enseñaron a callarme ante las injusticias, allí las había casi todos los días.
- Pero así es la vida, ¿No recuerda el dicho?
- ¿Qué dicho?
- Ese de que la mili es como una polla.
- Pues la verdad no.
- Pues eso, que la mili es como una polla, larga o corta según te toque, y también según te toque la mili como una polla, jode o no jode mucho, según sea tu suerte. Así son las pollas, así era la mili y así es la vida.
- Joder al final vas a ser todo un filósofo. Nunca había oído esa “hermosa” metáfora. Pero lo cierto es que tiene usted razón. ¿Entonces qué ha cambiado?
- ¿A qué se refiere?
- A eso, la vida le “jodió” aquel día del cura, y tu aunque sabes que la vida te puede “joder” en cualquier momento, pues no lo has superado bien.
- Hay casos y casos.
- Entonces no eres tan fuerte y duro como quieres aparentar, la vida te ha derrotado. Eres solo un desesperado más.
- No me joda más, termine de un puta vez.
- Dicen que a veces la mejor manera de superar las cosas es enfrentarse a ellas, hablando de ellas.
- Usted debe pensar que soy imbécil, le da vueltas a las cosas para llegar a donde usted quiere. Claro que soy fuerte, a ver dígame ¿Qué cojones quiere saber?
- Hablaba de un diario.
- ¿Conoce con detalle lo ocurrido el día del asesinato del cura?
- No estoy seguro, pero creo que sí.

viernes, diciembre 29, 2006

CAPÍTULO 3 2ª parte

- ¿Simón se encuentra bien? ¿Puedo hacer algo por usted?
- Si puede.
- ¿El qué?
- Irse a la mierda, por ejemplo
Si que tiene un buen despertar el tipo. Debo pensar algo, a ver Luis repasa lo que sabes, eso me decía Margara, “Luis tú lo sabes todo, así que hurga en tu mollera” tal vez su orgullo sea el punto débil. Trabajaré sobre eso.
- Le he preparado café.
- Por mi se puede meter su café en el culo.
- ¿Por qué está tan cabreado? ¿Acaso le jode que le ayuden?
- No estoy cabreado, estoy jodido que es muy diferente. Me duele la pierna, el estómago, la cabeza... y ¿Por qué no? Hasta el alma.
- Al menos déjeme entrar en el baño, para que examine su pierna...
- Es usted un plasta ¿Lo sabía?
- Eso decían casi todos mis pacientes, pero al final lo agradecían...
- ¿Acaso cree qué soy un puto paciente suyo? No me joda.
- No es eso, lo decía por lo de ayudar. De todas formas no sea necio, tengo conocimientos de medicina, puedo entablillar esa pierna.
- Esta bien, pase de una puta vez.
Ahí voy, todo es cuestión de paciencia. Yo la sigo manteniendo, eso me mantiene vivo, no como al resto del equipo.
- Menudo aspecto tiene, da miedo...
- ¿Qué pretende? ¿Ser simpático? ¿Gracioso? No me hace ni puta gracia.
- Debería darse un buen baño, las heridas deben desinfectarse, está hecho un desastre, y la resaca no ayuda en nada.
- Primero mire la pierna... no puedo con este dolor... ahora que si creen que me van a hacer callar, lo tienen claro esos mal nacidos.
- Bueno, bueno, bueno.... esta pierna definitivamente esta rota, hay que desinfectar la herida e inmovilizarla, debo pensar con qué... ¿Por qué es usted así?
- ¿Cómo?
- No sé, parece que todo le atormente, después de todo sigue vivo y lo mejor de todo puede seguir opinando ¿No?
- ¿De qué va? ¿Me quiere sicoanalizar? Opino porqué siempre lo hice.
- Pero se aprovecha de sus ventajas.
- ¿De qué habla?
- No se haga el digno, digamos que se aprovecha de su... ¿Situación aventajada con Carmen?
- ¿Es eso? Nada tiene que ver, es una cuestión de echarle redaños.
- ¿A quién pretende engañar? Si ella no lo quisiera vivo ya estaría muerto, al menos es magnánima con según que personas, no creo que sea tan malvada.
- Usted no tiene ni puta idea, ¿Cree de verás que si fuera otra persona yo no sería igual?
- La verdad si lo creo.
- Debería ir mas al fondo de la cuestión, en vez de otear la superficie del problema. Bueno ¿me entablilla de una puta vez la pierna?
- Sí, sí por supuesto. La cuestión es ¿Con qué? Creo que tendré que romper una de mis sillas.
- ¿Sus sillas? No me haga reír, no son suyas. Son de un desdichado más de este pueblo, un desdichado mas del mundo.
- Bueno sé que son “prestadas” Vamos a hacer una cosa, usted se da un buen baño mientras yo preparo las tablas, las vendas y lo demás. Probablemente en unos cuantos días no podrá limpiar bien la herida.
- De acuerdo. Tardaré poco en bañarme, no quiero abusar de “su baño”
- No me venga con sutiles ironías, sólo quiero ayudar.
- Ya.
Nunca se me dieron bien los trabajos manuales, ¿Romper una silla? ¿En que diablos pensaría al decir semejante estupidez? Si al menos estuviera Margara, ¡Cuánto te echo de menos cielo! A ella siempre se le dieron bien estas cosas, nunca nadie lo diría, con su aspecto frágil, pero que va, ella era una mujer fuerte, mental y físicamente, ¡Cuánto te echo de menos Margarita!. Ya queda menos para la entrevista, unas horas y tal vez pueda largarme de aquí, aunque la verdad no sé si quiero. Esto es lo más parecido a una vida normal. Aunque todo es extraño, esta casa que ahora es mía, gracias a la desventura de un pobre electricista del cual no sé ni su apellido, mi conciencia tampoco me permite indagar más sobre él, al menos de momento. Podría haber sido asesinado sobre esta misma cama, se me ponen los pelos de punta. Mi subconsciente suele fallar poco, sentí temor al llegar aquí, y lo cierto es que solo he encontrado personas amargadas y desesperadas como el enterrador o el propio Simón, solo quería hacer mi trabajo e irme rápido, ahora no sé lo que quiero, esto no está tan mal. A lo peor este pobre desgraciado no llega a mañana, la herida de la pierna tiene un aspecto horrible, habría que curarla en condiciones y aquí no tengo lo necesario. Hablaré con Carmen, le pediré medicinas para desinfectar esa herida. Bueno Luis deja de divagar, hay que romper esa puñetera silla antes de que termine en el baño.

miércoles, diciembre 27, 2006

CAPÍTULO 3 1ª parte

“EL SONDEADOR DE MENTES”

Ya llevo mas de una semana aquí, y aun no consigo comprender bien, sólo sé que cada día que pasa tengo más ganas de conocerla. Nadie habla bien de ella, sin embargo y al menos en apariencia la vida aquí parece normal. Como extraño eso, la normalidad.
Hoy es el gran día, creo que al fin la conoceré. Tal vez comience a entender el porqué de su éxito y pueda empezar con mi trabajo. ¿Quién sabe? A lo mejor termino agradeciendo este encargo y todo. De todas formas en mi ciudad la vida es insoportable, de hecho la vida ya no es vida. Todos están de aquí para allá, desconcertados por la inestabilidad y temerosos hasta de su propio vecino. El gran reto de vivir y encontrar el sentido a la vida ha desaparecido, la vida es simple ahora, sobrevivir en medio de la lucha fraticida en el entorno más hostil.
La tranquilidad, lo cotidiano, lo sencillo son palabras antaño que me aburrían, ahora hasta esto de afeitarme es un placer, cuanto llegué a odiar esta rutina necesaria. Siempre discutiendo con Margarita por esta, en otro tiempo tortura matinal. Parece que la siento apartando su rostro del mío al raspar sus rosaditas mejillas con mi barba de cuatro días, siempre me lo decía “Aféitate Luis, que picas” lo qué daría por volver a escuchar esa frasecilla una vez más. Eso se terminó. Lo que molaba era lo singular, lo raro. Qué estúpido fui.
¿Qué edad tendrá? No creo que más de cincuenta, pero por su apariencia diría que más de sesenta. Este hombre está sufriendo, ni los no creyentes se libran del descoloque mundial, supongo que es como si les hubieran quitado parte del aliciente en su vida, han dejado de ser los rebeldes y singulares, ahora son como los demás y encima ya no tienen ni una sola duda sobre su destino. Ya se está despertando, aun quedan unas cuantas horas para mi gran cita. Prepararé algo para desayunar.
Qué asco da el tío, lleva mas de media hora ahí metido vomitando, parece que el allien es grande y no quiera salir, es nauseabundo. He de estudiar una estrategia, “sonsacar información sin levantar sospechas” esas son las directrices. El enterrador no era un palurdo, es de esos tipos no instruidos pero que te enseñan latín si te descuidas. Ya está otra vez vomitando.
Estamos de nuevo en pañales, miles de años investigando y estudiándonos para nada. Nadie tiene nada claro, ni siquiera los que están intentando marcar la pauta. Nos falta información, casi toda y por eso estamos perdidos. Yo era de esos que aman cualquier aparato capaz de almacenar o proporcionar información, móvil, internet, televisión digital... todo me resultaba escaso, a Margarita siempre le produjo una especie de repelus la electrónica, que graciosa se ponía cuando le daban ataques de celos por la tecnología, “¿Luis, el portátil o yo?” Cuando se ponía irónica era realmente divertida, cuánto la echo de menos. No saben lo que tienen, esta leche esta riquísima, en la ciudad solo queda en polvo y rancia.

lunes, diciembre 18, 2006

CAPÍTULO 2 6ª parte

- ¡Hombre si ya han llegado los insignes secuaces de esa zorra! ¿Qué habéis venido a hacer aquí? ¿Quién se ha desmadrado ahora?
- ¡Calla borracho, sino quieres acompañarnos!
- ¡Podéis tocarme todos los cojones, pandilla de jilipoyas!
- ¡Simón te la estás jugando!
- ¿De qué demonios hablas? ¿Con quién? ¿Contigo? ¡No me hagas reír! ¡Parecéis soldaditos de plomo del Vaticano con esas pintillas que os ha puesto la ramera esa! ¿Queréis un poco de cerveza? ¿O es qué también os está prohibido beber?
- ¡Te voy a cortar el cuello como un cerdo, sino te callas ahora mismo!
- Eso, eso si qué lo sabéis hacer bien! No sois nada más que una pandilla de asesinos ¡He dicho que bebáis conmigo, hostias!
-¡Ya las has cagado mamón! ¡Te voy a....
- ¡Para desgraciado, Carmen nos machacaría si le matamos!
- ¿Lo veis? Solo sois unos pobres desgraciados a su servicio ¡Qué bebáis conmigo joder!
- Será hijo puta...
- ¡Ya me he cansado!, meterle una buena somanta de ostias, así se le pasará la borrachera. Luego lo echáis a la fuente... no os paséis ...¿Y vosotros que ostias miráis?
.........
-¡Ahhg, como me duele todo!
- Es normal, esos animales le han golpeado con saña.
- ¿Dónde estoy? Esto no me es familiar ¡Mi pierna, creo que me han roto el fémur!
- Está en la antigua casa de Manuel el electricista, ahora vivo yo aquí.
- ¿Y usted quién es? No me diga que es uno de esos buitres de la ciudad.
- De la ciudad si, pero lo de buitre lo podríamos discutir, creo que puedo ayudar.
- Dios mi pierna, es como si me clavaran agujas en ella. Buitres e imbéciles buscando en el pueblo eso que dicen “la verdad”
- Mas o menos, pero no se esfuerce, ahora debe descansar...
- ¡Déjeme en paz! Preocúpese por usted ¿Por qué me ha recogido? Esto no le traerá nada más que problemas.
- Bueno, en la plaza nadie hizo nada por usted, me dio verdadera pena verle en este estado. Además para ser sinceros, creo que usted tiene respuestas a algunas preguntas que no he dejado de hacerme desde que llegué aquí.
- ¡Acabáramos! Ya me extrañaba encontrar a alguien piadoso en estos tiempos, usted como todos tiene sus intereses.
- En cierto modo sí, como todo el mundo.
- No sé qué hacen aquí, han llegado al sitio equivocado en la época equivocada.
- Tal vez, necesito que me hable de Carmen, debo saber más de esa mujer, eso es todo.
- ¿De Carmen? Yo no hablo de esos temas, no me interesa ni en lo más mínimo.
- No le creo, en la tasca nadie lo diría.
- Me gusta meterme con esos imbéciles, eso es todo. ¿Me puede dar un poco de agua? Llevo una resaca de mil demonios.

martes, diciembre 12, 2006

CAPÍTULO 2 5ª Parte

- ¿Cómo es qué se lo permitieron?
- ¡Usted aun no la conoce! Cuando la conozca ya me lo contará. Ella se llama así misma “La Guía del pueblo” con mayúsculas, ¡Ya sabe! como escribíamos la palabra “Dios” cuando aun se podía escribir. Ya me dirá usted si no le parece un desvarío. Ya le digo que no se qué ocurrió exactamente en la casa del cura, los que nos quedamos por aquí andábamos nerviosísimos, con una angustia en el cuerpo que no nos podíamos ni tener en pie. Era como si todos supieramos lo que iba a pasar después.
- ¿Qué es lo qué pasó después?
- El pueblo durante aproximadamente tres horas parecía el camposanto, en medio de un silencio estremecedor, y no porque la gente estuviera dormida, sino porque estaban cagadas del miedo, medio escondidos por aquí y allá, ¿Usted sabe no? Sobre todo las mujeres, y no les faltaban motivos. De repente dos disparos rompieron el silencio... y a continuación... casi no puedo ni recordarlo, aun se me pone la carne de gallina. Este pueblo entró como en una locura colectiva.
- ¡Tampoco sería para tanto!
- ¡No me toque los cojones, usted es de fuera y ya le digo que no tiene ni puta idea de nada!. Carmen no hizo mas que empezar, su venganza personal hacia la mayoría del pueblo no hizo sino empezar, muchas personas buenas como ya le he dicho ¿Sabe no? Se llegó a la plaza acompañada de la peor jauría del pueblo. Calculo que irían unos treinta, todos cegados aparentemente por lo que llamaron “el día de la libertad moral”, pero en realidad guiados por sus mas ancestrales rencillas, deseos inmundos y envidias ruines. Ellos empezaron el lío, pero luego ese delirio comunitario tocó a casi todo el mundo de algún modo. Usted verá, ahora ya sabemos algo, pero como desde el día de las revelaciones en la tele sólo se ven rayujas, el teléfono se corto hace siglos y en la radio solo se escucha ese inquietante zumbido, nos dio por pensar a casi todos que el día del fin del mundo había llegado, o algo así ¿Usted sabe no? Así que muchos que en teoría eran gente legal, dieron rienda suelta a sus deseos mas escondidos.
- Algo parecido está aun sucediendo en la ciudad, no es diferente.
- Si lo es, tenga en cuenta que aquí nos conocemos todos de siempre, con todo lo malo y lo bueno que eso trae. Todo es mas malo y mas bueno por esa razón, ¿Sabe no? ¿No se si me entiende? Pero vamos que para mi que la gran culpable de todo el desmadre fue Carmen, ella fue la principal inductora a... como ella misma lo llamó “Deshinivición moral” que aun no sé exactamente lo que quiere decir, pero que desde luego sólo trajo consecuencias horrorosas para el pueblo. A una palabra de esa furcia sus perros actuaban fielmente... ¡fue un desastre!... “¡Ovidio! ¿Qué es lo que siempre has deseado hacer?” mientras se reía enloquecida... “¡Ovidio siempre jadeabas el nombre de alguien cuando te lo hacías conmigo! ¿Quién era Ovidio? ¡Corre y házselo como me lo hacías a mí, maldito!” Y así ese animal corrió como un poseso en busca de Doña Luisa, una pobre solterona que rozaba ya la jubilación, ella fue de las que no resistió y al día siguiente apareció muerta, al parecer se suicidó aspirando gas.
- Más o menos así fue en la ciudad...
- ¡Qué no ostias! Que le digo que aquí todo fue peor, esa gente era como mi familia, ¿No lo entiende? La locura continuo toda la noche, Carmen se agitaba en medio de la plaza, bailando y cantando mientras iba de aquí para allá, aquello era semejante a las antiguas películas de aquellarres de brujas “¡Ernesto! ¿Qué me dijiste qué le harías al malnacido que te embargó la casa? ¡Hazlo imbécil ¡Ya nadie te lo impide!” A Don Pedro el gestor, Ernesto le cortó las pelotas por algo que había ocurrido hacía quinces años ¿Usted sabe no? Y así muchos mas casos por todo el pueblo, no puedo seguir hablándole de aquella noche... se produjo una especie de batalla campal, la locura se extendió por cada esquina del pueblo, mucha de la gente que aun permanecía en sus casas salió a la calle y se unió a ese disparate. De la Plaza saltó a la Plaza Mayor y de allí a la Plaza de la Fuente y así sucesivamente ¿Sabe no? Robos, violaciones, asesinatos, casas quemadas... un total de ochenta y tres muertos, más de cien heridos por no contar con las pérdidas materiales. Aun sigo enterrando gente muerta de aquel día, no he hecho otra cosa desde aquel entonces ¿Sabe no?
- ¡Así es el género humano señor...
- ¡No! Eso es lo peor de todo, yo creía que la gente era buena, la gente en general, pero ese día me caí de golpe del guindo, somos peor que las alimañas, ruines, malvados, crueles, bestias...
- Al menos... a usted no le pasó nada por lo que veo...
- ¡Pues no! Ni me hicieron ni hice. Jamás he tenido nada con nadie ¿Sabe? Nunca me he metido en la vida de los demás, sólo en la muerte. Mi única relación es la meramente profesional, me he limitado siempre a echarles tierra encima según iban muriendo, desde hace muchos años ¿Sabe no? Además no tengo nada que la gente pueda querer, mi mujer murió, hará en febrero tres años, mis dos hijas viven la ciudad, soy mas bien pobre y para colmo mi trabajo ¡Ya sabe! A nadie le atrae demasiado ¿Qué quiere que le diga? ¿Quién iba a odiarme en este pueblacho? Sino fuera por las defunciones no sabrían ni que existo ¿Sabe? Aparte de que yo tampoco he ansiado jamás lo de los demás, sigo viviendo de la misma manera que antes de las revelaciones y mi único objetivo es, hace muchos años, largarme de aquí. Sólo me faltaban unos años para jubilarme ¡Me cago en todo!
- ¡Después de todo ha tenido suerte! Se podrá marchar de aquí
- ¿Suerte? ¡Suerte dice el tio este! ¿Cómo me marcho yo a la ciudad ahora? Mis ahorros estaban en la Caja de ahorros del pueblo, la quemaron los muy desgraciados y con ella al propietario; nunca tuve coche, por aquí no pasa un autobús desde hace meses, y lo que es peor, esa mala bicha no deja marchar a la gente así como así. ¿Sabe? ¡Así que tengo la suerte del enano que fue a cagar y se cagó en la mano!
- Al menos tienen autoridad aquí, todos los de fuera hemos venido buscando tranquilidad, ¡Usted si que no sabe como están las cosas en el resto del mundo!
- Me lo puedo imaginar, no se quien manda ahora en el planeta, pero lo que es seguro es que no les guía una prostituta medio tarada ¿Sabe no?
- Ya le digo que aquí al menos les guía una prostituta, en muchos lugares siguen como aquí, antes del asesinato del párroco...
- ¡Usted no lo entiende! ¡Ya se dará cuenta, lo malo del asunto no es que sea una antigua furcia o lo deje de ser, lo verdaderamente malo es la especie de ley marcial que ha instaurado en el pueblo, ella lo llama “Estado de contención moral”... ¡Bueno, está bien de hablar por hoy! Ahí llegan dos de sus perros y charlar libremente sobre todo esto está muy penado. Si quiere hablar con alguien de esto, hágalo con Simón el ateo, ese no deja de criticar el nuevo estado, ¡Hasta el día que le corten la lengua o algo peor! ¡Ah por cierto! ¿Usted a qué se dedicaba?
- Era psicólogo en la ciudad.
- ¡Madre mía! ¡Lárguese cuanto antes de aquí!