martes, octubre 10, 2006

CAPÍTULO 2, 4ª Parte

- ¿Por qué? Desde entonces ha llegado mucha gente aquí...
- ¿Y qué coño tiene que ver? A partir de esa noche las cosas no cambiaron a mejor, sino a peor ¿Sabe lo qué hubo aquí mismo esa tarde? ¡Usted no tiene ni idea de lo que pasó! Esta mierda de tasca estaba repleta de gente ¡Ya sabe! se había corrido la voz de lo del asesinato de Juan y el morbo se desató. Llegaron Carmen, Simón, Ovidio, Tomás y el pobre de Don Antonio, ellos fueron quienes habían descubierto el marrón el día anterior. Había que decidir que se hacía. Carmen, Ovidio y Tomás lo tenían todo muy claro, llegaron dando gritos y metiéndole caña al resto del pueblo ¡Ya sabe cizañeando! querían ajusticiarle esa misma noche a toda costa. Aun recuerdo a Carmen subida en ese mostrador como a una perra enrabietada, empuñando en una mano una pistola y en otra un enorme cuchillo de cocina "¡A ese cabrón hay que matarle como una alimaña, solo nos ha traído desgracia al pueblo!" decía una y otra vez sin dejar de agitar los brazos.
- Pero usted dijo que el cura hizo cosas buenas por el pueblo ¿No?
- Así es, ella hablaba en su nombre, yo creo que ni siquiera le importaba un carajo lo de Juan. Esa noche murió mucha gente buena. Don Antonio, que tendría sus cosillas pero era un hombre justo, se negaba a darle muerte sin un juicio justo. Luego estaba Simón "el ateo" que siempre criticó al cura pero que tampoco veía claro lo de matarle así como a un perro, el se libró porque no quiso saber nada sobre el asunto y se marchó diciendo con mucha sorna "Yo me lavo las manos como Poncio Pilatos" desde entonces no ha levantado cabeza.
- Por lo que veo al final fue Carmen quien convenció al resto.
- ¿Convencer? Si usted lo quiere llamar así. Don Antonio que nunca perdió la cordura y el sentido de responsabilidad pedía con desesperación tranquilidad, sostenía la idea de arrestarle y aguardar a que las cosas se calmaran, y luego intentar comunicar con la justicia para darle un juicio justo, pero nada de nada, solo unos pocos le hicimos caso.
- Lo cierto es que esperar a la actuación de la justicia es algo complicado.
- ¿Por que?
- Se está cuestionando la justicia en todo el planeta, tal y como la conocíamos.
- Joder, es usted muy alentador.
- ¿Qué pasó después?
- ¿Qué que paso? ¿Pues que iba a pasar? La dura conversación se volvió en áspera discusión y al final pues en una tremenda pelea ¡Ya sabe como son estas cosas! uno se enciende y no sabe dónde puede terminar. El asunto terminó muy malamente, insultos, maldiciones ¡En menos de una hora salieron los trapos sucios de unos y de otros! Pero de verdad lo que colmó la paciencia de Don Antonio fueron las palabras que esa zorra le dedicó, ella siempre supo como hacer daño: "Qué pretendes demostrar jodido cornudo? ¿Qué sigues siendo el que manda en este pueblo? Tú lo único que eres es un maldito cobarde, que dejaste marchar a tu queridita esposita con el cartero ¡Ese si sabía meterla y no tú, so cornudo! ¡Lárgate de aquí si no quieres correr la misma suerte que la del cabrón del cura!" le dijo.
- No me extraña que Antonio se enfadara...
- Pues si, a Don Antonio era difícil hacerle perder la paciencia, pero en aquel mismo instante le saltó al cuello a puerca. No sabe la que se armó, parecía un jabalí herido. Al pobre no le dio tiempo a nada más, él la agarraba por el cuello, quería ahogarla, pero lo dicho, no le dio tiempo a más.
- ¿Le mató?
- Claro, sonaron tres secos disparos, tres tiros que le dejaron seco, ahí mismo donde está usted ahora, cayó como un fardo de patatas.
- Pobre hombre, sólo intentaba mantener la calma...
- Esa noche todo el mundo la perdió, después de los disparos todos quedamos paralizados ¿Usted ha visto matar a alguien?
- Por desgracia sí.
- Es como si todo se parara a tu alrededor, silencio y un hombre que cae lentamente al suelo. Pero ¿Sabe? lo peor de todo es que nadie hizo nada, en este pueblacho todos son un atajo de cobardes. Ella fue muy clara "¿Alguien más es amigo del cura? ¡Porque me cargo a quien haga falta!" Ninguno tuvimos huevos a arrebatarle el gustazo de cumplir con su venganza. Ya sin alguacil, sin alcalde, sin leyes, ni moral, y lo peor de todo, y sin rumbo y con casi todos estos paletos de su parte ¿Sabe no? Allí se fue con Tomás y Ovidio, que son como sus perros falderos desde que volvió de la ciudad.
- Si pero tengo entendido que ella es la autoridad ahora en el pueblo ¿No es así?
- Desde luego que lo es, vaya que si lo es. Está más loca que nunca ¡Aquí ya no hay quien viva! Día si y día no tenemos un nuevo sobresalto, cada vez es peor.

lunes, octubre 09, 2006

CAPÍTULO 2, 3ª Parte

- Qué rico está este café, luego no dormiré pero que le den por el saco, total no iba a poder sobar de todos modos.
- ¿Desvelado?
- Si, hace tiempo que no duermo bien, desde antes, desde mucho antes...
- ¿Y qué hizo la pobre de Carmen?
- ¿Pobre? Eso si ha tenido gracia, bueno tal vez en aquella época si era una pobre desgraciada ¡Qué carajo ahora que lo pienso lo ha sido toda su vida!

- ¡Zacarías me cago en tu puta madre! O te callas, o bajas la puñetera voz o te vas a tu casa. Si sigues así les llamo...
- ¡Vale, vale! Que ya bajo la voz.

- ¿A quién llamará?
- A eso que llaman autoridad.
- ¿Autoridad?
- Si joder, autoridad, ya sabe, a los perros de Carmen. Haber ¿Por dónde íbamos?
- ¿... qué perros? Íbamos en que el cura la vilipendiaba en público.
- ¿Vilipendiaba? Joder que raro habla usted, pues si la Vi-li-pen-dia-ba siempre que podía, yo para mí que para el cura era una cuestión de fijación ¿Sabe? Como que había algo personal, era como una manía persecutoria. Yo así y en bajito le digo que ese santurrón la deseaba también.
- ¿Tan atractiva es?
- ¿Atractiva? ¡No hombre! Ya no, pero en su tiempo, como le dije antes, era un pedazo de bombón. Eso le facilitó las cosas.
- ¿En qué sentido?
- ¿En cual va a ser? Esa historia de un aborto de una jovencita en un maldito pueblucho no podía terminar de otra forma ¡Ya sabe, la típica historia de una puta por obligación!
- ¡Por favor!¡Baje la voz Zacarías!

- Zacarías me cago en tu sombra, te la estas ganando, a la próxima les llamo.
- ¡Venga joder no te pongas así! ¡Solo charlamos!

- Entonces ¿Empezó a ejercer aquí la prostitución?
- No hombre, en aquella época no tenía ni donde caerse muerta. Sus padres la repudiaron y el resto del pueblo volvía la cara cuando ella pasaba ¿Sabe no? El vacío, el pueblo entero le hizo el vacío. Yo soy de su quinta y más por miedo a nuestras madres y hermanas que a otra cosa, ni yo ni el resto de los mozos pudimos nunca intentar cortejarla ¡Ya sabe! En este pueblucho somos todos unos cobardes... escúcheme bien ¡Unos cobardes! Así que se tuvo que marchar de aquí, con una mano delante y otra detrás, sin mas oficio ni beneficio que el que le pudiera reportar su precioso físico, y así se metió a puta.
- Esa historia se ha repetido mil veces, pero al final ella volvió al pueblo ¿No?
- ¿Qué si volvió? ¡Vaya que si volvió! Al cabo de unos diez años, justo al morir sus padres. Ella no tuvo hermanos y heredó la vieja casona del molino ¿Sabe? La de sus padres. Y allí se instaló a cubrir un trabajo que siempre estuvo vacante en este pueblucho, al menos desempeñado oficialmente; se instaló como la puta oficial de este pueblucho y así hasta el día de las revelaciones.
- ¿No decía usted qué estaba muy mal vista?
- ¡Y se lo sigo diciendo! Ella siempre ha sido la comidilla de todas las mujeres de por aquí, en aquel entonces y tal como ahora “el qué dirán” le patinaba y salió adelante. Nosotros que ya no éramos mozos, la empezamos a visitar.
- ¿Todos?
- Pues no sé, no creo que hubiera un censo... ¿Qué cosas tiene usted? Pues sino todos, casi todos. Los unos porque sus mujeres no tenían ni idea ¡Ya sabe! Es qué aquí no llegaron las modernidades de la ciudad y todo eso; y los otros... porque ¿Qué quiere que le diga? Carmen siempre fue la más macizona de aquí, y aunque algo desmejorada por su vida en la ciudad, muchos aunque fuera pagando estuvimos dispuestos a “probarla” ¿Usted sabe no? El maldito morbo de la espinita clavada. Y ya le digo señor que valía la pena discutir con la señora de uno, con las hijas o con la mismísima suegra de uno por tenerla un ratito. Todo eso se terminó.
- ¿Sería todo un escándalo?
- Ya le digo, siempre metida en líos. El cura que siempre siguió ¿Cómo dijo? ¿Vilipendándola?
- Vilipendiándola.
-Pues eso, que la siguió hostigando durante toda la vida, siempre tuvo unas palabrejas de escarnio hacia ella. Y todo eso dividió aun más al pueblo. Es por todo esto que ella siempre decía eso de “¡Santo clero cabrón!” Yo creo que Carmen perdió el juicio el mismo día que abortó esa criatura. Porque aunque el curilla fue siempre muy intransigente con cuestiones de conducta, por otro lado hizo cosas buenísimas en el pueblo ¡Ya sabe! Las escuelas nuevas, la cooperativa de la explotación del aceite y otras muchas que ya no vienen al caso.
- ¿Fue ella quién lo hizo? ¿No?
- Ya se lo dije antes ¡Sí! Fue ella quien apretó el gatillo y luego le rebanó la cabeza. Pero la mayoría de este pueblo desagradecido estaba allí haciéndole los coros a esa puta. ¡Ya sabe! Le acompañaron unos cuantos de por aquí, aquel veintisiete de mayo no solo fue asesinado el cura, ¡No se lo puede usted ni imaginar! Ese día el pueblo entero perdió el poco juicio que le quedaba.

domingo, octubre 08, 2006

CAPÍTULO 2, 2ª PARTE

- Aquí están los cafés…
- Gracias, pronto no podremos ni tomar un café en este pueblucho.
- No diga eso hombre, la situación se está estabilizado.
- Nada que ver señor, pronto llegarán las restricciones, las cartillas de racionamiento…
- Bueno de momento por aquí hay de todo, pero por favor sigamos por donde estábamos, me decía que Carmen odiaba al cura ¿No?
- ¿Qué si lo odiaba? Creo que el odio se queda corto, para explicar lo que sentía hacia el. Oiga pero ¿Porqué demonios tiene usted tanta curiosidad?
- Dejémoslo en que estoy interesado en el comportamiento humano.
- ¿No será usted de la bofia?
- Ya no hay bofia operativa en la ciudad, al menos no como operaba antes…
- O del gobierno…
- Tampoco hay un gobierno tal y como antes era.
- ¿Entonces?
- Ahora estábamos hablando de lo que pasó aquí, si quiere luego le cuento como están las cosas allá.
- Pues eso, que la cosa arranca de mucho antes, según ella misma el cura le había arruinado la vida, esa mujer tuvo muy mala suerte siempre, toda su vida fue una perdedora.
- ¿Qué pasó entonces?
- ¿Qué que pasó? Siendo muy joven cuando Carmen aun era la más guapa del pueblo, daba gusto verla caminar por la calle Real, con ese paso garboso que tienen esas mujeres que saben que están buenísimas, ¿Usted sabe no? Entonces llegó ese desgraciado.
- ¿El cura?
- ¡No hombre! El cura dice el tío, no que va. Un tal… ¿Cómo se llamaba? Alfredo.
- ¿Alfredo? ¿Qué Alfredo?
- Alfredo un capitán de la antigua base militar. Un tío guapo, alto, educado, inteligente y sobre todo un pedazo de cabronazo ¿Usted sabe? Pues eso que el señorito de la ciudad se encapricho de la muchacha guapa, o sea de Carmen.
- ¿Y?
- Pues como no podía ser de otra forma, el tío aquel que era de ciudad, curtido en mil batallas amorosas y ella que era una pobre infeliz recién salida del cascarón pues se liaron, mejor dicho el se lió con ella y ella se enamoró del tipo este.
- Hasta ahora parece una historia de amor como mil mas…
- ¿Historia de amor? No hombre, para ella hasta el final lo fue, para el ella solo era un polvo con patas. ¿Sabe no? Ya sabe solo la quería para las cosas del joder. El caso es que el desgraciado tenía mujer e hijos en la ciudad, y al final pues pasó lo que tenía que pasar.
- ¿Dejó a su mujer?
- ¿Dejar? Si claro, el tipo dejo a alguien pero no a su mujer, dejo a la pobre Carmen, eso si la dejo de regalito un bebe en sus entrañas y mas tirada que a una perra preñada.
- Bueno esas cosas a veces pasan…
- ¡Si señor! Pero no en este pueblucho. El cura que cuando quería tenía muy mala leche, se dedicó a echar sapos y culebras por la boca, en cada homilía la misma cantinela, le puso en contra a todas las beatas del pueblo ¿Sabe no? Pero la cosa no quedo ahí.
- ¿Ah no?
- Pues no, Carmen era muy echada para adelante, y no se le ocurrió otra cosa que marcharse a la ciudad a abortar. No se si por la presión popular o porqué, el caso es que lo hizo y cuando regresó pues se puede imaginar, lo mas cariñoso que el cura le dedicó fue un “pobre asesina inconsciente”
- Ya, ya voy entendiendo.

viernes, octubre 06, 2006

CAPÍTULO 2, 1ª parte.

"LA MUJER DE MALA VIDA"

- Hace más de dos meses que Carmen se cargó al cura, o al menos eso se cree, porque el hombre estaba durmiendo y aquello no parecía un ser humano, su cuerpo estaba amarillento y frío, para mi que el pobre diablo ya las había “espichao” víctima del hambre, o de alguna enfermedad. Créame, del párroco quedaba más bien poco cuando ellos llegaron, ¡Yo nunca fallo en estos casos! Ese hombre tenía la nariz afiladísima y las órbitas de los ojos hundidas y violáceas, ¡Ya sabe! Así como se quedan los difuntos cuando estiran la pata.
- ¿Cómo ocurrió?
- ¿Qué cómo ocurrió?, ¡Hombre pues que a ese cabrito no se le ocurrió nada mejor que hacer que matar al pobre Juan! ¡joder es que había sido su propio monaguillo!. En este desgraciado pueblo de todas formas, había muchas ganas de liquidarle, ¡Ya sabe! Después de todas las revelaciones, aquí como imagino en el resto de este maldito planeta se organizó una caza de brujas y murió mucha gente. El cura tenía todas las papeletas, se le echaba la culpa de todo ¿Usted sabe no?
- En realidad no se mucho de lo que pasó aquí, pero me hago cargo.
- ¡Pues eso, que para colmo va y se carga a Juan! Había gente de por aquí, que de poder ya lo habría hecho mucho tiempo atrás, ¡Ya sabe! ¡Es que este tio no se callaba ni una!...

- ¡Zacarías podrías dejar de hablar de eso por favor!
- Déjame en paz, hablo bajito y ya está, tranquilízate joder.
- No, es que no quiero más problemas en el bar y lo sabes.

- Mejor será dejar de hablar sobre el tema.
- Sólo una cosa más, ¿A qué se refería con lo de no callar?
- ¡Ya sabe! El cura era de esos que en sus homilías ponen a parir a quién se desmanda del rebaño. Carmen “la prostituta” ¡Ya sabe! Porque así es como se la conocía en este pueblo, estaba entre esa gente criticada por el cura.
- ¿Por ejercer la prostitución?
- No, bueno si, bueno la realidad es que arranca mucho antes de empezar a ser puta. Pero este tema es delicado de hablarlo ahora… ande pida un par de cafés más y vayamos a esa mesa, el mío muy cargado.
- Ah claro, déme un minuto.

jueves, octubre 05, 2006

CAPÍTULO 1, QUINTO DÍA (fin cap.1)

27 de mayo del año O,
La convivencia entre los hombres corre un gran peligro, después de los cambios todos y cada uno hemos pasado a adquirir un, más que nunca marcado rol, todo se resume en víctimas y ejecutores. La venganza como último fin, inmersa en la irracionalidad manifiesta de los hombres y que durante miles de años ha estado maniatada por la moral de las diferentes religiones. Llegados a este punto de nuestra evolución soy consciente de manera cierta e inequívoca de la plena animalidad del hombre. Como en tantas otros aspectos sociológicos estuve confundido, confiando en el intelecto humano me convencí de nuestra privilegiada situación respecto al resto de especies. Todos pensamos que nuestra prodigiosa inteligencia era el sostén de nuestra supremacía en el planeta, el motivo de nuestro superdesarrollo. Ahora percibo nuestro fracaso fruto de la compulsiva inquietud intelectual humana, todo hubiera sido mejor sino hubiéramos bajado de los árboles.
Llevo más de cuatro días encerrado en mi cuarto, avergonzado y temeroso de mis propios parroquianos, tres conatos de suicidio y desquiciado por la aplastante realidad nada tiene sentido ya para mí. Me siento incapaz de guiarles como lo había hecho hasta ahora, no se exactamente porque no me he podido quitar la vida aún, quizá sea mi creencia cristiana en la vida por encima de todo, tal vez el propio instinto de conservación animal o simplemente mi cobardía, no puedo discernir.
Simplemente espero a que algún buen cristiano de rienda suelta a su ira y termine con esto por mí, será lo más fácil.

miércoles, octubre 04, 2006

CAPÍTULO 1, CUARTO DÍA

26 de mayo del año 0. Los científicos no calcularon las consecuencias de sus investigaciones, o si lo hicieron no fueron previsores, se lo dijeron al mundo de repente, un domingo como cualquier otro. Aquél día nadie se atrevió a asistir a los oficios de las once, yo tampoco fui, permanecí horas llorando desconcertado, desorientado y sobre todo desconsolado, como tantos otros. En esta ocasión solo y desamparado, sumergido en un mar de dudas, balbuceando su nombre más por hábito que por una cuestión de fe, rogándole que todo fuera una pesadilla, una horrible pesadilla. El ya no está con nosotros porque nunca existió, ¿Cómo decírselo a mis feligreses?, ¿Cómo explicar que todo fue un error, que fue una gran equivocación? Toda mi vida tratando de "llevar por las sendas del señor" a esa pobre gente, convenciéndoles de una quimera. Únicamente los más prudentes y centrados sicológicamente podrán reciclar las enseñanzas de esos dioses creados por nosotros mismos, humanizándolas, aceptando los dogmas como la única solución a la compleja socialización del ser humano. Las divinidades caerán en el olvido mientras sus profetas deberán tomar el verdadero protagonismo, ellos fueron los guías de la civilización, los filósofos como Cristo o Mahoma determinaron el camino, delimitando la maldad y la bondad, su única equivocación fue influir en el destino de los hombres con el premio o el castigo, el reino de Dios o la privación del mismo. Casi todos lo creímos. Tal vez ellos mismo también se lo creyeron. Los hasta ahora incrédulos tendrán que tornarse como los nuevos profetas de una humanidad deshumanizada, filósofos ateos y agnósticos renombrados deberán tomar un lugar privilegiado aconsejando prudencia y serenidad, diciéndole al mundo que en verdad la sociedad nació y creció gracias a una mentira, pero que tal vez resultara ser la única vía de subsistencia y desarrollo.

Aaagh!, mi estomago ya no soporto el dolor, parece como si me estuvieran taladrando el intestino. Llevo todo el día defecando, no sé el que, pues hace varios días que no como y casi ni bebo agua... otra vez... no me va a dar tiempo ni a llegar a la taza de! water ¡Dios! Es nauseabundo, ¿qué es esto?, mi aparato digestivo no defeca, es como si orinara a presión un líquido sanguinolento y mal oliente, que se esparce por mi habitación, ambientando aún más si cabe, el escenario de una muerte segura.

Ahora se con toda certeza que moriré, si no son ellos o yo mismo, la disentería hará el trabajo sucio. He visto morir a mucha por este mal, durante mis años en las misiones vi muchas personas morir por ello, las violentas diarreas y la deshidratación pueden destrozar cualquier cuerpo. Aquellos años en los que era un joven dispuesto a cambiar el mundo, o al menos a ayudar en ese intento absurdo. Impetuoso y fuerte, en continua lucha contra la injusticia, pero como todos perdiéndola día a día, aun así me creí invencible. Sin darme cuenta de los verdaderos motivos cambie el mundo de la acción solidaria por esta micro sociedad, la pequeña parroquia, en mi mundo, en un civilizado mundo entre comillas. Creí que era del cansancio o pensé que con los años era tiempo de que otro joven impetuoso y fuerte tomara mi lugar, ahora sé que inconscientemente di la batalla por perdida, pues nunca hubo tal guerra. Nuestro mundo siempre fue injusto, desde el principio, a lo largo de todo el tiempo y el espacio el destino deparó diferentes suertes para unos y otros dependiendo de las épocas. La comodidad y el bienestar de algunos se asientan a la desgracia de otros muchos. La pregunta que muchos se hicieron ante su desgracia,"¿Por qué me ha tocado a mí?", ahora ya no queda más que otra pregunta "¿Y por qué no?".

Al fin Juan me esta haciendo el ultimo favor, resulta macabro pensar que su cuerpo en estado de descomposición avanzada está proporcionando el marco idóneo para que esta enfermedad se desarrolle rápidamente en mí. Espero que no dure demasiado, la habitación y toda la casa se me vienen en cima, llena de recuerdos, de los un día me sentí orgulloso y de los que ahora me avergüenzo, no hay mucho consuelo para el estafado, yo siempre actúe motivado por lo que creí que era justo, pobre imbécil. Llega alguien, tal vez se hayan decidido a terminar con todo esto, hoy no les dejaré marchar así como así.

- ¡Qué mal huele, esto es pestilente!, no preguntabas de donde venía este olor, ¡pues ahí lo tienes!
- ¿Tu qué te crees que no tengo olfato?, déjate de jilipoyeces y pregúntale de una puta vez.
- ¿Hay alguien, ahí? ¡Maldita sea no tenemos toda la noche, salga de una vez!

¿Que querrán estos desdichados? hoy solo han venido cinco, Ovidio, Tomás, Carmen la prostituta, Simón el ateo y Don Antonio, es toda una representación del pueblo.

- ¡Sabemos que Juan vino por aquí antes de ayer!, y no se le ha vuelto a ver por el pueblo.
- ¡¿Que ha hecho usted con él, mal nacido?!

Preguntan por Juan, el pobre Juan. ¡Otra vez no! mi estomago, que dolor.

- ¿Que ha sido ese grito Don Antonio?.
- No lo sé, pero desde luego era la voz del párroco. Se lo advierto, hasta ahora he conseguido mantener su vida a salvo, esta gente está buscando una sola excusa para matarle. Si usted no da la cara no le garantizo nada.

Esos desgraciados son tan cobardes como yo. Necesitan una excusa, yo se la daré...

- ¡Ahí tenéis la excusa malditos!, yo le maté. Llegó aquí en busca de respuestas y no se las di, solucioné su vida acabando con ella de un tiro en la boca, ¿Queréis algo más, o tenéis bastante?
- ¿Don Antonio qué es eso que ha tirado por la ventana?
- ¡Maldita sea! no lo se, pero iré a comprobarlo.

Lo siento Juan, tu ya no necesitas tu cabeza y a mi me hacía falta, esa pobre gente sería incapaz de acabar con esto si su cobardía no fuera por superada por el afán de venganza, con un poco de suerte esto les incentivará. Ahí va el hombre más responsable de de este pueblo, como siempre "a comprobar", casi me da la risa al imaginar su cara perpleja, no puedo se me ha olvidado como se ríe.

- ¡Santo Dios! ¡Es la cabeza de Juan! ¡El lo ha asesinado!.

¿A donde van?, corren despavoridos hacía los coches, gimen y gritan como críos. Más parecen unos locos acobardados que gente dispuesta a matar. Ni siquiera el propio Antonio conserva la cordura, tiene tanto o más miedo que los demás. Ya se van como alma que lleva el diablo, me he equivocado con ellos, lejos de provocar el instinto asesino los he amedrentado más. Tal vez mañana se decidan, ahora si mi estomago lo permite, dormiré.

martes, octubre 03, 2006

CAPITULO 1, TERCER DÍA

25 de mayo del año 0. Conscientes ahora del incorrecto enfoque de las religiones, el miedo a lo desconocido y la necesidad de creer en algo superior son recursos de fe impuestos a lo largo de la historia de una manera opresiva, ahora se vuelven contra nosotros porque ya no temen el futuro. La historia de la humanidad viene ligada a un continuo sacrificio en pos de la vanidad de muchos hombres que creyeron ser tocados por algo superior. Pueblos enteros sufrieron y murieron por nada, ahora se arrepienten de su propia historia, es doloroso asumir que se ha muerto y se ha matado durante siglos por una quimera. Llega el momento de romper radicalmente con la propia memoria histórica de tu nación, y así romper con la propia identidad. . Ya no hay vuelta atrás, situados en el punto cero de una civilización que quiere romper con lo anterior de la manera más rápida, también la más cruenta. Juzgan y culpan a Cristo, Ala, Yahvé y a todos los demás del devenir de nuestra historia. Tal vez fuera la única forma de sobrevivir a nuestra propia existencia.

Llevo más de veinte horas intentando asimilar lo que pasó ayer, y aun no puedo. Sus últimas palabras siguen martilleando mis oídos. - ¡No puedo odiarle! usted no me enseño... -¡Adiós padrecito!- El siempre se despedía así, esa frase se repite una y otra vez sin descanso. Fueron solo unos segundos, de repente; quizá pude hacer algo por él, no pude o no quise, no lo sé. Mientras se despedía iba levantando lentamente el arma, cesó de llorar, incluso esgrimió una sonrisa justo antes de hacer saltar sus sesos por toda la habitación.

Por un momento todos los músculos de mi cuerpo se relajaron, sentí un gran alivio, respiré rápida y profundamente, como si estuviera buscando algo de aire en mis pulmones, como si quisiera sentir plenamente la vida en mi último aliento, convencido de que esos eran mis últimos momentos de vida, luego un largo suspiro de calma que se entrecortó bruscamente al ver como casi mecánicamente, Juan se introducía el cañón de la pistola en su boca. Ese alivio se tornó en horror, al tiempo que el sonido seco del disparo se llevaba la vida de Juan. Una vida más.

No puedo dejar de mirar lo que queda de él, su cuerpo está aún ahí, bañado en sangre y trozos de masa cerebral, como el mió. Los primeros momentos de desconcierto e impotencia han dado paso al autoconvencimiento de la lógica de su muerte, el al fin y al cabo, buscaba lo mismo que yo, vino aquí buscando liberarse de su pasado, creyendo que vengándose y acabando con el símbolo vivo de su filosofía de vida le daría esa sensación de libertad. Se dio cuenta que una persona buena como el no conseguiría nada con esto, también fue consciente de manera plena de la gran losa que llevaba en sus espaldas, el peso de un modo de vida, del convencimiento de como sentir, de como vivir, de como ser y como estar en este planeta, fue consciente de que ya no hay sitio aquí para personas como el.

La expresión de su cara en los últimos momentos lo decía todo, una gran felicidad, sintió que estaba haciendo lo que debía por última vez, tal y como hizo toda su vida, yo también se que debo caminar en el mismo rumbo que el, la diferencia es que el tuvo el valor y la voluntad necesaria para hacerlo y yo no lo tengo.

Siempre prediqué sobre el suicidio como en la forma rápida de finiquitar los problemas, siempre dije que es un acto irreconciliable con la fe, que era un síntoma de cobardía y debilidad ante las dificultades que se nos presentan en el camino. Ahora me doy cuenta de lo equivocado que estaba. Tanto la existencia de Juan, la mía y la de otros muchos han dejado de tener un sentido real, porque todo se nos ha venido abajo, y cuando en la vida ya no queda ni un resquicio donde hurgar en busca de alguna esperanza, donde no es que no se encuentre el rumbo, es donde ni siquiera encuentras un camino en el que caminar y aun menos se sientan las fuerzas que te impulsen a seguir caminando por ese camino, ahora sé, que el suicidio es la única salida. El problema es como cruzar esa puerta de salida, hay que tener mucho valor o que la propia desesperación te empuje hacia la locura y que esta te ejecute.

Me falta poco, apenas unas horas o tal vez, unos días más, solo sé que el fin está próximo. Dejaré el cadáver de Juan ahí, cerca de mí, con un poco de suerte esa pavorosa imagen, el olor de su cuerpo en descomposición y sus inquilinos, esos asquerosos gusanos terminen con la escasa resistencia que ofrece mi cobardía... Buenas noches mi buen Juan...

¡Otra vez ese sueño! ¡Mi muerte...! ¿O era la de una civilización? Es extraño, pero en este sueño no encuentro un sentimiento de alivio, todo lo contrario. Tendido en medio de un cruce de caminos, allí donde miro veo una senda. Me asfixio poco a poco, es casi real, y no hago nada por evitarlo, después llegan dos niños y me miran. No expresan nada, se limitan a observar mi muerte con una cruel indiferencia que me ahoga aun más, al fin muero, Ellos siguen su camino, uno ríe y el otro llora. En la encrucijada de caminos no dudan, prosiguen por el camino principal sin desviarse del mismo, a medida que se alejan van disminuyendo su llanto y su sonrisa, al final solo hablan animadamente de cosas triviales.