martes, octubre 10, 2006

CAPÍTULO 2, 4ª Parte

- ¿Por qué? Desde entonces ha llegado mucha gente aquí...
- ¿Y qué coño tiene que ver? A partir de esa noche las cosas no cambiaron a mejor, sino a peor ¿Sabe lo qué hubo aquí mismo esa tarde? ¡Usted no tiene ni idea de lo que pasó! Esta mierda de tasca estaba repleta de gente ¡Ya sabe! se había corrido la voz de lo del asesinato de Juan y el morbo se desató. Llegaron Carmen, Simón, Ovidio, Tomás y el pobre de Don Antonio, ellos fueron quienes habían descubierto el marrón el día anterior. Había que decidir que se hacía. Carmen, Ovidio y Tomás lo tenían todo muy claro, llegaron dando gritos y metiéndole caña al resto del pueblo ¡Ya sabe cizañeando! querían ajusticiarle esa misma noche a toda costa. Aun recuerdo a Carmen subida en ese mostrador como a una perra enrabietada, empuñando en una mano una pistola y en otra un enorme cuchillo de cocina "¡A ese cabrón hay que matarle como una alimaña, solo nos ha traído desgracia al pueblo!" decía una y otra vez sin dejar de agitar los brazos.
- Pero usted dijo que el cura hizo cosas buenas por el pueblo ¿No?
- Así es, ella hablaba en su nombre, yo creo que ni siquiera le importaba un carajo lo de Juan. Esa noche murió mucha gente buena. Don Antonio, que tendría sus cosillas pero era un hombre justo, se negaba a darle muerte sin un juicio justo. Luego estaba Simón "el ateo" que siempre criticó al cura pero que tampoco veía claro lo de matarle así como a un perro, el se libró porque no quiso saber nada sobre el asunto y se marchó diciendo con mucha sorna "Yo me lavo las manos como Poncio Pilatos" desde entonces no ha levantado cabeza.
- Por lo que veo al final fue Carmen quien convenció al resto.
- ¿Convencer? Si usted lo quiere llamar así. Don Antonio que nunca perdió la cordura y el sentido de responsabilidad pedía con desesperación tranquilidad, sostenía la idea de arrestarle y aguardar a que las cosas se calmaran, y luego intentar comunicar con la justicia para darle un juicio justo, pero nada de nada, solo unos pocos le hicimos caso.
- Lo cierto es que esperar a la actuación de la justicia es algo complicado.
- ¿Por que?
- Se está cuestionando la justicia en todo el planeta, tal y como la conocíamos.
- Joder, es usted muy alentador.
- ¿Qué pasó después?
- ¿Qué que paso? ¿Pues que iba a pasar? La dura conversación se volvió en áspera discusión y al final pues en una tremenda pelea ¡Ya sabe como son estas cosas! uno se enciende y no sabe dónde puede terminar. El asunto terminó muy malamente, insultos, maldiciones ¡En menos de una hora salieron los trapos sucios de unos y de otros! Pero de verdad lo que colmó la paciencia de Don Antonio fueron las palabras que esa zorra le dedicó, ella siempre supo como hacer daño: "Qué pretendes demostrar jodido cornudo? ¿Qué sigues siendo el que manda en este pueblo? Tú lo único que eres es un maldito cobarde, que dejaste marchar a tu queridita esposita con el cartero ¡Ese si sabía meterla y no tú, so cornudo! ¡Lárgate de aquí si no quieres correr la misma suerte que la del cabrón del cura!" le dijo.
- No me extraña que Antonio se enfadara...
- Pues si, a Don Antonio era difícil hacerle perder la paciencia, pero en aquel mismo instante le saltó al cuello a puerca. No sabe la que se armó, parecía un jabalí herido. Al pobre no le dio tiempo a nada más, él la agarraba por el cuello, quería ahogarla, pero lo dicho, no le dio tiempo a más.
- ¿Le mató?
- Claro, sonaron tres secos disparos, tres tiros que le dejaron seco, ahí mismo donde está usted ahora, cayó como un fardo de patatas.
- Pobre hombre, sólo intentaba mantener la calma...
- Esa noche todo el mundo la perdió, después de los disparos todos quedamos paralizados ¿Usted ha visto matar a alguien?
- Por desgracia sí.
- Es como si todo se parara a tu alrededor, silencio y un hombre que cae lentamente al suelo. Pero ¿Sabe? lo peor de todo es que nadie hizo nada, en este pueblacho todos son un atajo de cobardes. Ella fue muy clara "¿Alguien más es amigo del cura? ¡Porque me cargo a quien haga falta!" Ninguno tuvimos huevos a arrebatarle el gustazo de cumplir con su venganza. Ya sin alguacil, sin alcalde, sin leyes, ni moral, y lo peor de todo, y sin rumbo y con casi todos estos paletos de su parte ¿Sabe no? Allí se fue con Tomás y Ovidio, que son como sus perros falderos desde que volvió de la ciudad.
- Si pero tengo entendido que ella es la autoridad ahora en el pueblo ¿No es así?
- Desde luego que lo es, vaya que si lo es. Está más loca que nunca ¡Aquí ya no hay quien viva! Día si y día no tenemos un nuevo sobresalto, cada vez es peor.

2 comentarios:

Joaquín Aldeguer dijo...

Siento decirle, hermano Pikatchup, que se me hace algo incómoda la navegación de este sitio y su otro sitio de imágenes con mucho texto, si por ejemplo quisiera leer en orden y seguir sus posts tengo que volver siempre a la página principal lo que me supone un retroceso contínuo en mi navegador.
Y yo me pregunto: usted nos odia a los usuarios y gente que nos visita o simplemente no nos tiene aprecio? Por favor, hombre de Dios, haga algo por la comodidad de sus visitantes, por lo más sagrao se lo pido.

Amor.

Picazo dijo...

Tienen usted toda la razón, pero es que no se como hacer para que aparezcan por orden como si fuera un libro. Hay una posibilidad y es abrirlos desde Archives y ver todo lo publicado durante el mes. Si usted me dice como yo lo modifico. De todas maneras cuando concluya el 2ºcapítulo haré un post con los dos primeros capítulos completos.
Salu2