lunes, octubre 09, 2006

CAPÍTULO 2, 3ª Parte

- Qué rico está este café, luego no dormiré pero que le den por el saco, total no iba a poder sobar de todos modos.
- ¿Desvelado?
- Si, hace tiempo que no duermo bien, desde antes, desde mucho antes...
- ¿Y qué hizo la pobre de Carmen?
- ¿Pobre? Eso si ha tenido gracia, bueno tal vez en aquella época si era una pobre desgraciada ¡Qué carajo ahora que lo pienso lo ha sido toda su vida!

- ¡Zacarías me cago en tu puta madre! O te callas, o bajas la puñetera voz o te vas a tu casa. Si sigues así les llamo...
- ¡Vale, vale! Que ya bajo la voz.

- ¿A quién llamará?
- A eso que llaman autoridad.
- ¿Autoridad?
- Si joder, autoridad, ya sabe, a los perros de Carmen. Haber ¿Por dónde íbamos?
- ¿... qué perros? Íbamos en que el cura la vilipendiaba en público.
- ¿Vilipendiaba? Joder que raro habla usted, pues si la Vi-li-pen-dia-ba siempre que podía, yo para mí que para el cura era una cuestión de fijación ¿Sabe? Como que había algo personal, era como una manía persecutoria. Yo así y en bajito le digo que ese santurrón la deseaba también.
- ¿Tan atractiva es?
- ¿Atractiva? ¡No hombre! Ya no, pero en su tiempo, como le dije antes, era un pedazo de bombón. Eso le facilitó las cosas.
- ¿En qué sentido?
- ¿En cual va a ser? Esa historia de un aborto de una jovencita en un maldito pueblucho no podía terminar de otra forma ¡Ya sabe, la típica historia de una puta por obligación!
- ¡Por favor!¡Baje la voz Zacarías!

- Zacarías me cago en tu sombra, te la estas ganando, a la próxima les llamo.
- ¡Venga joder no te pongas así! ¡Solo charlamos!

- Entonces ¿Empezó a ejercer aquí la prostitución?
- No hombre, en aquella época no tenía ni donde caerse muerta. Sus padres la repudiaron y el resto del pueblo volvía la cara cuando ella pasaba ¿Sabe no? El vacío, el pueblo entero le hizo el vacío. Yo soy de su quinta y más por miedo a nuestras madres y hermanas que a otra cosa, ni yo ni el resto de los mozos pudimos nunca intentar cortejarla ¡Ya sabe! En este pueblucho somos todos unos cobardes... escúcheme bien ¡Unos cobardes! Así que se tuvo que marchar de aquí, con una mano delante y otra detrás, sin mas oficio ni beneficio que el que le pudiera reportar su precioso físico, y así se metió a puta.
- Esa historia se ha repetido mil veces, pero al final ella volvió al pueblo ¿No?
- ¿Qué si volvió? ¡Vaya que si volvió! Al cabo de unos diez años, justo al morir sus padres. Ella no tuvo hermanos y heredó la vieja casona del molino ¿Sabe? La de sus padres. Y allí se instaló a cubrir un trabajo que siempre estuvo vacante en este pueblucho, al menos desempeñado oficialmente; se instaló como la puta oficial de este pueblucho y así hasta el día de las revelaciones.
- ¿No decía usted qué estaba muy mal vista?
- ¡Y se lo sigo diciendo! Ella siempre ha sido la comidilla de todas las mujeres de por aquí, en aquel entonces y tal como ahora “el qué dirán” le patinaba y salió adelante. Nosotros que ya no éramos mozos, la empezamos a visitar.
- ¿Todos?
- Pues no sé, no creo que hubiera un censo... ¿Qué cosas tiene usted? Pues sino todos, casi todos. Los unos porque sus mujeres no tenían ni idea ¡Ya sabe! Es qué aquí no llegaron las modernidades de la ciudad y todo eso; y los otros... porque ¿Qué quiere que le diga? Carmen siempre fue la más macizona de aquí, y aunque algo desmejorada por su vida en la ciudad, muchos aunque fuera pagando estuvimos dispuestos a “probarla” ¿Usted sabe no? El maldito morbo de la espinita clavada. Y ya le digo señor que valía la pena discutir con la señora de uno, con las hijas o con la mismísima suegra de uno por tenerla un ratito. Todo eso se terminó.
- ¿Sería todo un escándalo?
- Ya le digo, siempre metida en líos. El cura que siempre siguió ¿Cómo dijo? ¿Vilipendándola?
- Vilipendiándola.
-Pues eso, que la siguió hostigando durante toda la vida, siempre tuvo unas palabrejas de escarnio hacia ella. Y todo eso dividió aun más al pueblo. Es por todo esto que ella siempre decía eso de “¡Santo clero cabrón!” Yo creo que Carmen perdió el juicio el mismo día que abortó esa criatura. Porque aunque el curilla fue siempre muy intransigente con cuestiones de conducta, por otro lado hizo cosas buenísimas en el pueblo ¡Ya sabe! Las escuelas nuevas, la cooperativa de la explotación del aceite y otras muchas que ya no vienen al caso.
- ¿Fue ella quién lo hizo? ¿No?
- Ya se lo dije antes ¡Sí! Fue ella quien apretó el gatillo y luego le rebanó la cabeza. Pero la mayoría de este pueblo desagradecido estaba allí haciéndole los coros a esa puta. ¡Ya sabe! Le acompañaron unos cuantos de por aquí, aquel veintisiete de mayo no solo fue asesinado el cura, ¡No se lo puede usted ni imaginar! Ese día el pueblo entero perdió el poco juicio que le quedaba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya estoy a la espera del siguiente capítulo, a ver si veo una foto de esa tal Carmen... parece que prometia...