domingo, octubre 08, 2006

CAPÍTULO 2, 2ª PARTE

- Aquí están los cafés…
- Gracias, pronto no podremos ni tomar un café en este pueblucho.
- No diga eso hombre, la situación se está estabilizado.
- Nada que ver señor, pronto llegarán las restricciones, las cartillas de racionamiento…
- Bueno de momento por aquí hay de todo, pero por favor sigamos por donde estábamos, me decía que Carmen odiaba al cura ¿No?
- ¿Qué si lo odiaba? Creo que el odio se queda corto, para explicar lo que sentía hacia el. Oiga pero ¿Porqué demonios tiene usted tanta curiosidad?
- Dejémoslo en que estoy interesado en el comportamiento humano.
- ¿No será usted de la bofia?
- Ya no hay bofia operativa en la ciudad, al menos no como operaba antes…
- O del gobierno…
- Tampoco hay un gobierno tal y como antes era.
- ¿Entonces?
- Ahora estábamos hablando de lo que pasó aquí, si quiere luego le cuento como están las cosas allá.
- Pues eso, que la cosa arranca de mucho antes, según ella misma el cura le había arruinado la vida, esa mujer tuvo muy mala suerte siempre, toda su vida fue una perdedora.
- ¿Qué pasó entonces?
- ¿Qué que pasó? Siendo muy joven cuando Carmen aun era la más guapa del pueblo, daba gusto verla caminar por la calle Real, con ese paso garboso que tienen esas mujeres que saben que están buenísimas, ¿Usted sabe no? Entonces llegó ese desgraciado.
- ¿El cura?
- ¡No hombre! El cura dice el tío, no que va. Un tal… ¿Cómo se llamaba? Alfredo.
- ¿Alfredo? ¿Qué Alfredo?
- Alfredo un capitán de la antigua base militar. Un tío guapo, alto, educado, inteligente y sobre todo un pedazo de cabronazo ¿Usted sabe? Pues eso que el señorito de la ciudad se encapricho de la muchacha guapa, o sea de Carmen.
- ¿Y?
- Pues como no podía ser de otra forma, el tío aquel que era de ciudad, curtido en mil batallas amorosas y ella que era una pobre infeliz recién salida del cascarón pues se liaron, mejor dicho el se lió con ella y ella se enamoró del tipo este.
- Hasta ahora parece una historia de amor como mil mas…
- ¿Historia de amor? No hombre, para ella hasta el final lo fue, para el ella solo era un polvo con patas. ¿Sabe no? Ya sabe solo la quería para las cosas del joder. El caso es que el desgraciado tenía mujer e hijos en la ciudad, y al final pues pasó lo que tenía que pasar.
- ¿Dejó a su mujer?
- ¿Dejar? Si claro, el tipo dejo a alguien pero no a su mujer, dejo a la pobre Carmen, eso si la dejo de regalito un bebe en sus entrañas y mas tirada que a una perra preñada.
- Bueno esas cosas a veces pasan…
- ¡Si señor! Pero no en este pueblucho. El cura que cuando quería tenía muy mala leche, se dedicó a echar sapos y culebras por la boca, en cada homilía la misma cantinela, le puso en contra a todas las beatas del pueblo ¿Sabe no? Pero la cosa no quedo ahí.
- ¿Ah no?
- Pues no, Carmen era muy echada para adelante, y no se le ocurrió otra cosa que marcharse a la ciudad a abortar. No se si por la presión popular o porqué, el caso es que lo hizo y cuando regresó pues se puede imaginar, lo mas cariñoso que el cura le dedicó fue un “pobre asesina inconsciente”
- Ya, ya voy entendiendo.

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