martes, diciembre 12, 2006

CAPÍTULO 2 5ª Parte

- ¿Cómo es qué se lo permitieron?
- ¡Usted aun no la conoce! Cuando la conozca ya me lo contará. Ella se llama así misma “La Guía del pueblo” con mayúsculas, ¡Ya sabe! como escribíamos la palabra “Dios” cuando aun se podía escribir. Ya me dirá usted si no le parece un desvarío. Ya le digo que no se qué ocurrió exactamente en la casa del cura, los que nos quedamos por aquí andábamos nerviosísimos, con una angustia en el cuerpo que no nos podíamos ni tener en pie. Era como si todos supieramos lo que iba a pasar después.
- ¿Qué es lo qué pasó después?
- El pueblo durante aproximadamente tres horas parecía el camposanto, en medio de un silencio estremecedor, y no porque la gente estuviera dormida, sino porque estaban cagadas del miedo, medio escondidos por aquí y allá, ¿Usted sabe no? Sobre todo las mujeres, y no les faltaban motivos. De repente dos disparos rompieron el silencio... y a continuación... casi no puedo ni recordarlo, aun se me pone la carne de gallina. Este pueblo entró como en una locura colectiva.
- ¡Tampoco sería para tanto!
- ¡No me toque los cojones, usted es de fuera y ya le digo que no tiene ni puta idea de nada!. Carmen no hizo mas que empezar, su venganza personal hacia la mayoría del pueblo no hizo sino empezar, muchas personas buenas como ya le he dicho ¿Sabe no? Se llegó a la plaza acompañada de la peor jauría del pueblo. Calculo que irían unos treinta, todos cegados aparentemente por lo que llamaron “el día de la libertad moral”, pero en realidad guiados por sus mas ancestrales rencillas, deseos inmundos y envidias ruines. Ellos empezaron el lío, pero luego ese delirio comunitario tocó a casi todo el mundo de algún modo. Usted verá, ahora ya sabemos algo, pero como desde el día de las revelaciones en la tele sólo se ven rayujas, el teléfono se corto hace siglos y en la radio solo se escucha ese inquietante zumbido, nos dio por pensar a casi todos que el día del fin del mundo había llegado, o algo así ¿Usted sabe no? Así que muchos que en teoría eran gente legal, dieron rienda suelta a sus deseos mas escondidos.
- Algo parecido está aun sucediendo en la ciudad, no es diferente.
- Si lo es, tenga en cuenta que aquí nos conocemos todos de siempre, con todo lo malo y lo bueno que eso trae. Todo es mas malo y mas bueno por esa razón, ¿Sabe no? ¿No se si me entiende? Pero vamos que para mi que la gran culpable de todo el desmadre fue Carmen, ella fue la principal inductora a... como ella misma lo llamó “Deshinivición moral” que aun no sé exactamente lo que quiere decir, pero que desde luego sólo trajo consecuencias horrorosas para el pueblo. A una palabra de esa furcia sus perros actuaban fielmente... ¡fue un desastre!... “¡Ovidio! ¿Qué es lo que siempre has deseado hacer?” mientras se reía enloquecida... “¡Ovidio siempre jadeabas el nombre de alguien cuando te lo hacías conmigo! ¿Quién era Ovidio? ¡Corre y házselo como me lo hacías a mí, maldito!” Y así ese animal corrió como un poseso en busca de Doña Luisa, una pobre solterona que rozaba ya la jubilación, ella fue de las que no resistió y al día siguiente apareció muerta, al parecer se suicidó aspirando gas.
- Más o menos así fue en la ciudad...
- ¡Qué no ostias! Que le digo que aquí todo fue peor, esa gente era como mi familia, ¿No lo entiende? La locura continuo toda la noche, Carmen se agitaba en medio de la plaza, bailando y cantando mientras iba de aquí para allá, aquello era semejante a las antiguas películas de aquellarres de brujas “¡Ernesto! ¿Qué me dijiste qué le harías al malnacido que te embargó la casa? ¡Hazlo imbécil ¡Ya nadie te lo impide!” A Don Pedro el gestor, Ernesto le cortó las pelotas por algo que había ocurrido hacía quinces años ¿Usted sabe no? Y así muchos mas casos por todo el pueblo, no puedo seguir hablándole de aquella noche... se produjo una especie de batalla campal, la locura se extendió por cada esquina del pueblo, mucha de la gente que aun permanecía en sus casas salió a la calle y se unió a ese disparate. De la Plaza saltó a la Plaza Mayor y de allí a la Plaza de la Fuente y así sucesivamente ¿Sabe no? Robos, violaciones, asesinatos, casas quemadas... un total de ochenta y tres muertos, más de cien heridos por no contar con las pérdidas materiales. Aun sigo enterrando gente muerta de aquel día, no he hecho otra cosa desde aquel entonces ¿Sabe no?
- ¡Así es el género humano señor...
- ¡No! Eso es lo peor de todo, yo creía que la gente era buena, la gente en general, pero ese día me caí de golpe del guindo, somos peor que las alimañas, ruines, malvados, crueles, bestias...
- Al menos... a usted no le pasó nada por lo que veo...
- ¡Pues no! Ni me hicieron ni hice. Jamás he tenido nada con nadie ¿Sabe? Nunca me he metido en la vida de los demás, sólo en la muerte. Mi única relación es la meramente profesional, me he limitado siempre a echarles tierra encima según iban muriendo, desde hace muchos años ¿Sabe no? Además no tengo nada que la gente pueda querer, mi mujer murió, hará en febrero tres años, mis dos hijas viven la ciudad, soy mas bien pobre y para colmo mi trabajo ¡Ya sabe! A nadie le atrae demasiado ¿Qué quiere que le diga? ¿Quién iba a odiarme en este pueblacho? Sino fuera por las defunciones no sabrían ni que existo ¿Sabe? Aparte de que yo tampoco he ansiado jamás lo de los demás, sigo viviendo de la misma manera que antes de las revelaciones y mi único objetivo es, hace muchos años, largarme de aquí. Sólo me faltaban unos años para jubilarme ¡Me cago en todo!
- ¡Después de todo ha tenido suerte! Se podrá marchar de aquí
- ¿Suerte? ¡Suerte dice el tio este! ¿Cómo me marcho yo a la ciudad ahora? Mis ahorros estaban en la Caja de ahorros del pueblo, la quemaron los muy desgraciados y con ella al propietario; nunca tuve coche, por aquí no pasa un autobús desde hace meses, y lo que es peor, esa mala bicha no deja marchar a la gente así como así. ¿Sabe? ¡Así que tengo la suerte del enano que fue a cagar y se cagó en la mano!
- Al menos tienen autoridad aquí, todos los de fuera hemos venido buscando tranquilidad, ¡Usted si que no sabe como están las cosas en el resto del mundo!
- Me lo puedo imaginar, no se quien manda ahora en el planeta, pero lo que es seguro es que no les guía una prostituta medio tarada ¿Sabe no?
- Ya le digo que aquí al menos les guía una prostituta, en muchos lugares siguen como aquí, antes del asesinato del párroco...
- ¡Usted no lo entiende! ¡Ya se dará cuenta, lo malo del asunto no es que sea una antigua furcia o lo deje de ser, lo verdaderamente malo es la especie de ley marcial que ha instaurado en el pueblo, ella lo llama “Estado de contención moral”... ¡Bueno, está bien de hablar por hoy! Ahí llegan dos de sus perros y charlar libremente sobre todo esto está muy penado. Si quiere hablar con alguien de esto, hágalo con Simón el ateo, ese no deja de criticar el nuevo estado, ¡Hasta el día que le corten la lengua o algo peor! ¡Ah por cierto! ¿Usted a qué se dedicaba?
- Era psicólogo en la ciudad.
- ¡Madre mía! ¡Lárguese cuanto antes de aquí!

No hay comentarios: