miércoles, diciembre 27, 2006

CAPÍTULO 3 1ª parte

“EL SONDEADOR DE MENTES”

Ya llevo mas de una semana aquí, y aun no consigo comprender bien, sólo sé que cada día que pasa tengo más ganas de conocerla. Nadie habla bien de ella, sin embargo y al menos en apariencia la vida aquí parece normal. Como extraño eso, la normalidad.
Hoy es el gran día, creo que al fin la conoceré. Tal vez comience a entender el porqué de su éxito y pueda empezar con mi trabajo. ¿Quién sabe? A lo mejor termino agradeciendo este encargo y todo. De todas formas en mi ciudad la vida es insoportable, de hecho la vida ya no es vida. Todos están de aquí para allá, desconcertados por la inestabilidad y temerosos hasta de su propio vecino. El gran reto de vivir y encontrar el sentido a la vida ha desaparecido, la vida es simple ahora, sobrevivir en medio de la lucha fraticida en el entorno más hostil.
La tranquilidad, lo cotidiano, lo sencillo son palabras antaño que me aburrían, ahora hasta esto de afeitarme es un placer, cuanto llegué a odiar esta rutina necesaria. Siempre discutiendo con Margarita por esta, en otro tiempo tortura matinal. Parece que la siento apartando su rostro del mío al raspar sus rosaditas mejillas con mi barba de cuatro días, siempre me lo decía “Aféitate Luis, que picas” lo qué daría por volver a escuchar esa frasecilla una vez más. Eso se terminó. Lo que molaba era lo singular, lo raro. Qué estúpido fui.
¿Qué edad tendrá? No creo que más de cincuenta, pero por su apariencia diría que más de sesenta. Este hombre está sufriendo, ni los no creyentes se libran del descoloque mundial, supongo que es como si les hubieran quitado parte del aliciente en su vida, han dejado de ser los rebeldes y singulares, ahora son como los demás y encima ya no tienen ni una sola duda sobre su destino. Ya se está despertando, aun quedan unas cuantas horas para mi gran cita. Prepararé algo para desayunar.
Qué asco da el tío, lleva mas de media hora ahí metido vomitando, parece que el allien es grande y no quiera salir, es nauseabundo. He de estudiar una estrategia, “sonsacar información sin levantar sospechas” esas son las directrices. El enterrador no era un palurdo, es de esos tipos no instruidos pero que te enseñan latín si te descuidas. Ya está otra vez vomitando.
Estamos de nuevo en pañales, miles de años investigando y estudiándonos para nada. Nadie tiene nada claro, ni siquiera los que están intentando marcar la pauta. Nos falta información, casi toda y por eso estamos perdidos. Yo era de esos que aman cualquier aparato capaz de almacenar o proporcionar información, móvil, internet, televisión digital... todo me resultaba escaso, a Margarita siempre le produjo una especie de repelus la electrónica, que graciosa se ponía cuando le daban ataques de celos por la tecnología, “¿Luis, el portátil o yo?” Cuando se ponía irónica era realmente divertida, cuánto la echo de menos. No saben lo que tienen, esta leche esta riquísima, en la ciudad solo queda en polvo y rancia.

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