miércoles, septiembre 27, 2006

CAPÍTULO 1, SEGUNDO DÍA

24 de mayo del año O "... sois los culpables y pagareis " dicen, no lo sé. La religión ha sido prohibida, la moral y la ley de cualquier Dios están siendo abolidas en todo el planeta. Casi nadie se resiste a la evidencia, solo unos pocos radicales de fe ciega niegan y mueren por ello, víctimas de otros muchos hombres que ahora son animales, constituidos en los ejecutores de sus propios hermanos. En este asqueroso mundo primero y siempre se buscan culpables, mucha más gente morirá cruelmente, yo también moriré. Se están poniendo en duda todos los dogmas de socialización establecidos a lo largo de la historia, lo bueno y lo malo se difuminan más que nunca en el desdibujado "paraíso terrenal" Tan sólo cuentan las motivaciones intrínsecas al animal, el instinto humano hoy más que nunca convertido en bestia. La gente asesina por venganza, violan por necesidades sexuales, roban para poder comer, matan por envidia. Los delitos ya no son delitos, ahora son comportamientos inherentes al género humano, todo vale. Creyéndose liberados de las ataduras impuestas por las religiones, ya no hay otra vida en el más allá, ya no nos queda esa esperanza, ese destino; nadie sopesa en una balanza nuestros actos terrenales, sólo somos pedazos de materia viva destinada a pudrirse en un maldito y húmedo agujero"

Ya deberían estar aquí, como todas las noches. Otra vez aquí escondido, mis músculos no dejan de temblar, mientras el rechineo de mis dientes emiten un desagradable chirrido que me pone la piel de gallina, es el efecto físico del miedo, ya casi no lo recordaba y no me desagrada; conozco mi destino y mas aun se lo que hay después, la "nada". Aquí permaneceré, acompañado de este continuo llanto incontrolado, es el lloro por inercia del niño con esa rabieta incomprendida, esa que nadie entiende ni comprende, ni siquiera el mismo ¿Por qué te has ido maldito? ¿Por qué ya no estas? No hay respuesta porque ya sobran todas esas preguntas inexplicables, solo me queda esperar entretenido en limpiarme los cientos de lágrimas que van cayendo desde que hicieran publicas sus investigaciones.

Tal vez hoy no vengan, creo que después de todo este edificio les sigue amedrentando. El pueblo me falló en muy pocas ocasiones, espero que hoy no lo hagan. Solo ansío un último gesto de caridad cristiana para conmigo. El tormento interior aún no es lo suficientemente agudo para provocar que me suicide, ellos deberán hacerlo por mí. Tal vez sean los pocos restos en ruina de mi educación católica, preservar la vida misma ante todo... ellos deberán hacerlo por mí.

Intentaré dejar en blanco la mente, aguardar el destino en medio de la podredumbre de una habitación, antaño limpia y luminosa, desde que la amable Lucia no viene a limpiar por aquí, esto se ha convertido en una detestable pocilga apestada de ratas y sucia como su habitante. Siempre tuve un comportamiento intransigente con la suciedad, como con otras muchas cosas que de manera corporativista y poco voluntaria me impuse y les impuse. Es tarde para arrepentirse, ahora ya es tarde para todo.

Se escuchan ruidos en el comedor, esta vez son sigilosos, un sudor frió recorre toda mi espina dorsal dando paso a un movimiento espasmódico que me ha hecho incorporar sobre la cama. En medio de este silencio puedo apreciar los jadeos asíncronos de quien puede moverse sin dificultades en la oscuridad de la casa. Esta vez es la definitiva, no quiero conocer la identidad de mi ejecutor, podría ser cualquiera pues todos conocen bien el lugar, cerraré los ojos mientras permanezco inmóvil a la espera de un aliviador desenlace. Date prisa maldito.

Ya está aquí, lo puedo notar al pie de la cama, quieto ante mí, solo su entrecortada respiración denota su presencia. No quiero verlo, no abriré los ojos. Mi ritmo cardiaco aumenta al unísono que la cantidad de sangre bombeada hacia el cerebro, ¡mi cabeza va a estallar! ¡Qué dolor! mis músculos están contraídos, estoy inmovilizado, el dolor es irresistible mis uñas se clavan en las palmas de mis manos desgarrándolas ¿a qué esperas? ¡Acaba ya maldito! No aguanto más esta espera, puedo sentir su mirada clavada en mí, está cargando su arma, ¡vamos, vamos acaba ya¡ .Ahora esta alzando su brazo, dispara y todo habrá terminado.... ¿Qué haces cobarde?, ¡no bajes el arma¡ ¡dispara ya¡, ¡Dios no, se está marchando¡.

- ¡Eh tu no te vayas! ¡Termina lo que has venido a hacer!

Mi desesperación vence al miedo, al fin puedo hablar y mirarle, esta de espaldas y se ha detenido bajo el marco de la puerta, las palabras han sido como una descarga eléctrica provocándole una especie de convulsión, más parece una imagen espectral que un hombre dispuesto a matar. Su brusca respiración se ha tornado en un silencio sobrecogedor aumentando mi ansiedad ¿quién es?

- ¿A que has venido? Llegas aquí y asaltas mi casa para después encañonarme con tu arma y no disparar, los hombres tienen qué ser determinados y firmes ¡No puedes dejar a medías esto! no tendrás que arrepentirte de tus actos ante nadie ¡hazlo sí lo deseas maldito!
- Ha cambiado usted mucho padre, antes siempre decía que no hay que obedecer así como así los deseos, ¡ya sabe! aquello de que la vida esta llena de obstáculos violentos y egoístas, los cuales hay que salvar .Tenéis que luchar y saltar las barreras que él nos pone en el camino; así predicaba usted, ¿Acaso ya no se acuerda?.

¡No lo puedo creer! Se trata de Juan mi fiel Juan, casi no le reconozco, su voz tenía siempre un tonillo alegre, esa manera tan especial que tiene la gente positiva de hablar. Se ha tornado en grave y desagradable, acompasando sus frases con desconsolados llantos. Se ha dado la vuelta y me mira fijamente. Como siempre, espera una respuesta sin darse cuenta que yo ya no las tengo, tendrá que buscarlas por si mismo.

- ¡No me mires así Juan! todo ha cambiado ¿No me ves acaso? ¿Qué soy yo?, yo te diré lo que soy, nada más que uno de los últimos despojos de una civilización moribunda. A pesar de todo, la vida sigue igual para ti, vienes aquí a resolver tus dilemas sin ser consciente de la imposibilidad de tal cosa, tú eres el que elige a partir de ahora y debes aprender a vivir de esta forma. Lo siento Juan yo ya no puedo adaptarme a la nueva realidad, me siento incapaz de desprenderme del pasado así como así.
- ¿Qué quiere que haga? ¡Maldita sea para mi tampoco es fácil hacerlo! me esfuerzo en ver las cosas como las ven ellos, pero lo que esta mal a mi me sigue pareciendo mal. Usted me inculcó todo aquello muy bien, toda una vida confiando en usted y en su palabra, me debería haber preparado mejor. Como usted me dijo siempre, "Juan razona las cosas" he razonado y he venido a terminar con mi pasado, ahora me doy cuenta que he escogido el camino equivocado...

No lo hará, es absurdo pensar en él como en un vulgar asesino; en la vida hizo daño a una mosca. Ahí está, inmóvil y vacío, mientras absorto, observa reflejado en mí el transcurrir de un pasado inexorable, del cual se arrepiente. Ya no lleva el arma, solo la sostiene.

- ¡Maldita sea Juan! ¿Qué he de hacer para que me hagas este último favor? no lo hagas por ti hazlo por mi, solo debes apuntarme y disparar, ¿No puedes hacerlo?, no pienses en el mal y en el bien ¡Ejecuta los mandatos de tu conciencia! Te he mentido, manejado y educado en una maldita quimera, y para colmo soy un cobarde incapaz de proporcionarte aliento ¿Acaso no me odias? Pues véngate con mi muerte, quiero pagarte... escucha tu conciencia.
- Escucharé mi conciencia, le haré caso por última vez...

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